miércoles, 23 de junio de 2010

Matador de Gigantes… Hoy: Armend-OWNED (o, el Karma no se vende)

A menos que usted, amiguito, señor usuario y lector de esta ciber-revista, este gozosamente deseando que le dé una úlcera, no trate de buscar noticias en tiempos de escasez. No lo intente. Ni siquiera se moleste, porque no encontrará nada en su diario habitual. Dudo mucho que algún angelical practicante del duopolio tenga pensado en anotarse un autogol olímpico, publicando una nota que haga ver mal a la Piraña Corporation. Me duele la verdad, pero es cierto: si quiere sacar la vuelta en paz, déjele el estrés de la conciencia al periodista consciente. Por orden del editor (sea o no sea un amor de persona: contra el peso de una pelotita, eso da lo mismo).

En ningún quiosco encontrará historias con contenido que lo alejen de este soporífico festival, utilizado descaradamente por el hermano cacho del Negro Piñera (¿o era al revés?), como una cortina de humo para cometer sus fechorías. Desde La Nación hasta el folletín canuto: todos están obnubilados por el efecto de las jabulanis. Y es que ahora, en estos días de fervor casi orgásmico producto de las victorias –meritorias, por supuesto-, que la Selección Chilena consiguió en Sudáfrica, entiendo perfectamente lo que muchos periodistas querían decir cuando denominaron el fenómeno actual como el “cognis testiculosis peloterus” del chileno: en fechas mundialeras, los locos cachan, pero se hacen los weones.

Gracias a este monumental deus ex machina, magistralmente utilizado por los párpados más rápidos del este de Santiago (¿cachan lo desagradable que puede ser este sujeto?), no es de extrañar que nadien haiga ponido (sic) atención a noticias tan ignominiosas como el alza de los pasajes y la propagación de un rumor en Japón de que las ballenas se esconden en el mar de Chile.

Pero lo que nadien puede dejar pasar es la justicia divina, que tomó forma del basureo que en estos últimos días el sistema judicial le ha propinado al fiscal silencioso Xavier Armendáriz. Sí, el Chico Superpoderoso de la Justicia, reconocido poblacionalmente por ser el que metió en la cárcel al senador Lavandero, eterno defensor de la minería nacional, quien es tan querido por la gente del rubro que su militancia en la DC en vez de ser un problema, pasa a ser una minucia insignificante.

Todos los ciudadanos conscientes de este país (vamos, tan pocos no somos) sabemos que hubo un plan (manejado por un largo dedo a la frente) para sacar a Lavandero del camino en el asunto de los royalties, y qué mejor que acusarlo de pedófilo. Eso no falla. Ahora, Armendáriz trató de hacer lo mismo con Karadima. Podemos estar o no de acuerdo con los designios de la señora VatiFifa. Podemos ser herejes o puritanos, pero si Xavier lo hizo una vez, ¿por qué no una más? Por suerte, las intenciones de fama y poder terminaron por causarle problemas y, como si el cielo, otrora cubierto por dudosas líneas blancas, se abriera y una mano peluda lo empujara hacia el abismo, ya fue derrotado en dos casos. Por desgracia para el fiscal, su exclusión del caso Bombas y la suspensión del interrogatorio a Karadima, terminarán por beneficiar a los mismos que Armendáriz alguna vez encubrió.

Sí, el karma suele ser muy maricón. Y lo es con todos por igual.




Betito

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